GRANADILLA es el nombre del fruto jugoso y dulzón de la enredadera cuya flor es la pasionaria. La Granadilla es mi nombre, alguien alguna vez me bautizó. ¿POR QUÉ?.. Quizá mi tierra prodigaba muchos de esos frutos.
Me gustaría saber más sobre mis orígenes. ¿Quién alguna vez no se preguntó acerca de sus ancestros? ¿Quién puede negar que los genes y las vivencias familiares de aquellos nos marcan de alguna manera? Creo que sería absurdo, en mi caso, hablar de genes… soy sólo una porción de tierra; pero sí puedo remontarme a historias familiares de los que me poseyeron o pisaron mi tierra que fueron forjando mi «espíritu», mi «alma», permítaseme emplear esos términos.
Lo cierto es que ya en 1883 aparece ese nombre, La Granadilla, en el documento que obra en el Archivo Histórico de la Provincia de Cordoba.
La propiedad fue adquirida por Benjamin Sayles Nelson y Harald Christian Benson, durante la Primera Guerra Mundial. Poco conocemos de esos primeros años; se sabe que existía un pequeño casco, la actual Casona, que ellos refaccionaron convirtiéndola en su casa habitación. Tiempo después se la denominaría la Casa Vieja. Benson prosiguió forestando; construyó pircas, alambrados y corrales para el manejo de la hacienda, de raza Aberdeen Angus. En 1925 transfiere la propiedad al Sr Abelardo Rojas; vive un tiempo en Alta Gracia, regresa a Inglaterra y vuelve a terminar sus días en Argentina.
El Ingeniero Abelardo Rojas había cursado sus estudios de Ingeniería en Londres. Hombre de empuje mantuvo la propiedad hasta mediados de la década del 40. En esos años amplían las construcciones: edifican La Casa Nueva, actual Casa de Piedra, el Comedor , office, cocina y un chalet que llamaban «la otra banda» actualmente La Isla
Nos cuenta Nidia Rojas, hija de Abelardo e Irene que venían a veranear a la Estancia familias amigas, amigos y amigos de amigos, entre los cuales se cuentan Ruiz Huidobro, Anelo, Iturraspe, Biassoni, Berstein y Ariel Ramirez, entre otros.
Por esos años los Rojas construyeron mas pircas, habitaciones de servicio, galpones para herrería y carpintería; plantaron árboles frutales y continuaron con la cría de hacienda. Fue en ese período que se construyó también la red de provisión de agua colocando caños en vertientes próximas al antiguo puesto de Don Benito, con los que se alimenta el piletón ubicado sobre una loma y que luego, por pendiente, distribuyen el agua al casco y a los chalets (sistema actualmente en funcionamiento).
Las actividades de campo se entremezclaban con los entretenimientos de los huéspedes. Ordeñe, yerra, carneada, cabalgatas y rodeo eran tareas compartidas por peones, dueños de casa y visitas. Caminatas, elaboración de dulces, veladas musicales con piano y vitrola a cuerda eran los pasatiempos preferidos, que junto a los anteriores, alimentaban la camaradería, creando verdaderos lazos de amistad y algunas veces «flirteos»
La señora Irene, profesora de biología y letras, mujer progresista y tesonera, no solo dirigía las tareas de campo, sino que se ocupaba del bienestar de los lugareños. Vacunaba personalmente todos los años a los niños de la región y en más de una ocasión, a caballo, concurrió a asistir a parturientas.
A mediados de los 40′ La Granadilla fue transferida a una familia de Alta Gracia. Pocos años después fue adquirida por una sociedad constituida por Alcorta, Soler, Castelo, Padilla entre otros. Esta administración construye un ala de habitaciones y departamentos que dan a una galería, actualmente denominada La Galería y el Chalet del Alto.
Amigos y familiares se albergaban en la Estancia, manteniendo ese espíritu de camaradería que nace al compartir gratos momentos cuando uno se aleja del «mundanal ruido.
En la segunda mitad de los 60′ el Dr. José Agustín Inaudi y su esposa Martha Angélica Bonadero adquieren la propiedad.
Era preciso realizar refacciones de todo tipo y reequipar el establecimiento.. Ardua tarea; más si tenemos en cuenta que al mismo tiempo José y Martha, cumplían simultáneamente con sus obligaciones familiares y profesionales.
En 1982 inesperadamente, fallece José A. Inaudi y Martha con sus 6 hijos toman a su cargo los destinos de la Estancia. Desde allí hasta al actualidad Agustín y María Constanza Inaudi, respaldados por su madre y sus hermanos José Antonio, Cristián, Celina y Javier, han «tomado la posta», esmerándose en todos los detalles que confluyen para hacer más que grata la estancia de los huéspedes amigos en la Granadilla.
Todos ellos, junto al amable y comprometido personal, forman un verdadero equipo de anfitriones que despierta sensaciones de «casa de familia grande», haciendo de la Estancia La Granadilla . «Un lugar al que uno siempre quiere volver